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Gracias a la magia de la radio en tempranas horas de la mañana del 5 de marzo supe sobre el parte emitido por Ernesto Villegas acerca del estado de salud del Comandante Hugo Chávez.
El hecho de que Villegas mencionara el «empeoramiento de la función respiratoria relacionado con el estado de inmunodepresión propio de su situación clínica, así como la presencia de una nueva y severa infección», hizo que me preocupara más que en ocasiones anteriores, pero jamás pensé que en la tarde esa preocupación se convertiría en dolor, un dolor que no solo experimenté yo, sino millones de personas de todo el continente y sobre todo, el pueblo venezolano.
Cerca de las 4:30 pm recibí una llamada telefónica de mi mamá quien llorando me dijo que «Chávez había muerto», y es que a pesar de tener conocimiento de su lucha contra el cáncer desde hace casi dos años y de la posibilidad de su muerte, la noticia resultó impactante y fue inevitable la tristeza, el sufrimiento e impotencia porque ese momento le llegó con solo 58 años de edad, aún cuando sus deseos eran continuar haciendo más en beneficio de la sociedad.
Como líder latinoamericano supo ganarse el respeto, cariño y admiración de todo el mundo, pues su constante actuar pensando en el pueblo lo convirtió en el pueblo mismo.
Junto a Fidel fundó la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (ALBA), fue decisivo en la creación de la Comunidad de Estados de Latinoamérica (CELAC) y de la UNASUR, además de refundar la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Su papel en la Cumbre de Copenhague sobre Cambio Climático fue decisivo para evitar la imposición desde el Norte de una rendición de los gobiernos del Tercer Mundo en este tema que sería catastrófica para el futuro de la humanidad.
Chávez seguirá entre nosotros, pues como bien han resaltado varias personas en los diferentes medios, él es pueblo y siempre será pasado, presente y futuro.
A partir de ahora no será necesario vivir sin Chávez, solo habrá que acostumbrarse, aunque de otro modo a seguir con Chávez.
Somos responsables de mantener su legado, por ello, la unidad es indispensable.
iSeguiremos adelante Comandante! iEsté donde esté, tenga la seguridad de que nada de lo que hizo fue en vano!