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Regalar flores con motivo del Día de las Madres es tradición extendida en casi todo el mundo.

En Cuba la costumbre pervive, sostenida por el incremento de las siembras y su comercialización en poblados y ciudades.
Recuerda la historia que tal práctica surgió en la Antigua Grecia, cuando se le entregaban adornos florales como ofrendas para la diosa Rhea, madre de Hades, Zeus y Poseidón.

Luego, la vida moderna transformó ese hábito y se adecuó a las particularidades culturales de las naciones.

Los residentes en Santa Clara mantienen la tradición, a la que suman la entrega de atavíos de alta calidad realizados por floristas experimentados.

Marta Anido, investigadora de la cultura popular, relató a la AIN que en los siglos XIX y XX, el segundo sábado de mayo se efectuaba el Baile de las Flores, en el cual los jóvenes danzaban al compás de sones, danzones y valses, como parte de las festividades previas al Día de las Madres.

En la víspera, comenzaba también una gran verbena donde se vendían espigas, ramos y otros trabajos florales.

Anido rememoró que al parque Leoncio Vidal, plaza principal de Santa Clara, concurrían muchos vendedores de claveles y las personas los compraban, tanto blancos como rojos, para mostrarlos en las solapas de los sacos u ojales de las camisas durante todo el domingo.

La estudiosa acotó que el color de la espiga colocada en el pecho indicaba si la progenitora era viva o muerta. En caso de haber fallecido, las llevaban blancas; mientras, las rojas denotaban que aún vivía.

Maritza Díaz, de 47 años y residente en Santa Clara, comentó que siempre le regaló flores a su mamá porque las prefería sobre cualquier otro obsequio.

«A mis hijas les enseñé esa costumbre y por eso ahora cada Día de las Madres mi esposo y ellas me regalan un ramo grande con flores diferentes, pues me gustan su colorido y olor», añadió.

Rasiel Morales, joven santaclareño, aseguró que a los regalos a su mamá, abuelas y tías, siempre les incorpora una flor, porque es detalle de buen gusto.

Ese día en Cuba resulta especial. Muchas familias liberan a las progenitoras de los quehaceres hogareños, los cuales son asumidos por los hombres. También los cubanos mantienen el hábito de reunirse el segundo domingo de mayo en familia en torno a la madre, y amén de los obsequios, las flores mantienen su rol protagónico. (Por Marta Hernández, AIN)

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